La importancia de la identidad verbal
Creo que está clarísima -incluso para aquellos que no se dedican al mundo de las marcas o el diseño- la importancia que tiene un logotipo, la capacidad de calar en el consumidor con la elección de unos colores u otros para el mobiliario de hotel, e, incluso, usar una tipografía correcta en la carta de un restaurante… pero, ¿le damos la importancia que merece al tono que utiliza el equipo a la hora de comunicarse con los clientes o inversores por email? ¿No crees que un community manager debe comunicarse tal y como lo haría idealmente la marca? ¿Crees que un trabajador/a de atención al cliente del BBVA debería de atender el teléfono utilizando el mismo tono de voz que uno de Netflix?
Si tu marca fuera una persona, ¿qué voz tendría?
La respuestas a todas estas preguntas deberían de encontrarse en un manual de identidad verbal. Los colegas de profesión estamos muy familiarizados con el mágico “manual de identidad -visual- de marca” dónde se detallan los usos del logotipo, paleta de colores, tipografías… pero, en pocas ocasiones (aunque afortunadamente cada vez más) se complementa con el desarrollo de la identidad verbal.
Con esto, léanme bien, no estoy desprestigiando la identidad visual ni mucho menos, peeeero si que es importante tener en cuenta que el branding se queda cojo únicamente con la parte gráfica. De ser así estaríamos hablamos de “identidad visual”, que no de “identidad de marca”.
¿De qué se compone la identidad de marca?
Identidad de marca: son todos aquellos elementos característicos que construyen una marca. Este conjunto de rasgos se definen a partir de unos valores propios, así como una misión y personalidad de marca.
Este posicionamiento único se hace tangible en los puntos de contacto con los diferentes públicos; no es solo lo que vemos, sino también lo que leemos, escuchamos u olemos. En definitiva, lo que sentimos.
👉🏼A grandes rasgos, y con muchos matices, podríamos dividir la identidad de marca en dos grandes bloques:
Identidad visual: logotipo, adaptaciones del mismo, tipografía, paletas de color, uso de gráficos, iconografía...
Identidad verbal: nombre, tagline, voz, tono, universo verbal, estilo de comunicación, mensajes principales…
¿De qué se compone la identidad verbal?
Nombre
Tagline
Claim o claims
Voz
Tono
Estilo
Universo verbal
Mensajes principales
Si, amiguita, como bien comentábamos la estrategia inunda al branding, y aquí no iba a ser menos. Para que la identidad verbal sea coherente ha de definirse alineada con el resto de elementos: tanto con la propuesta de valor y personalidad, como con la gráfica.
Además, hemos de adecuar el desarrollo e implantación de la misma a los distintos públicos y puntos de contacto.
¡Importantísimo tener presente la identidad verbal en las estrategias de contenido de la marca! Aquí más que nunca cobra protagonismo, y supone una gran oportunidad para afianzar lo desarrollado de nuestra identidad. ¡Momento de lucirse!
Aquí también hay estrategia, mi amol
La identidad verbal se verá reflejada en los puntos de contacto tanto con el cliente directo como con otros públicos de interés
Conecta con tus públicos. Cliente directo, inversores, proveedores… La identidad verbal es un factor muy potente para construir vínculos emocionales con las distintas audiencias.
Marca la diferencia. Imagínate la potencia que puede tener un impecable trabajo de diseño combinado con una identidad verbal potente. Maravilla.
Alinea a tu equipo. Que el trabajo comunicativo no se quede a las puertas del departamento de marketing o comunicación. Si logramos diferenciarnos e implicar a todas las partes la coherencia de la marca se multiplicará.
Te hace único. Pensemos en las marcas como si fueran personas. ¿No te seduce escuchar a alguien con personalidad y actitud?